Brotes

24 de octubre de 2010

Esta vez le tocó a Manolo.

Como ya sucedió con otras canciones ("Nena" de Eskorbuto, "La Revolución" de Lendakaris o "Todo por la napia" de Siniestro Total) el hilo musical de mis pensamientos (aunque brotaba bastante) este fin de semana han sido dos canciones de Manolo Kabezabolo.
Resalto las partes que más sonaban, a veces las únicas y otras incluso incompletas, interrumpidas por algún pensamiento ligeramente superior en importancia o dificultad.


SPIZ AMARILLO

Me miraste con ojos de gacela, me dijiste dale caña a la papela
se te puso cara de viciosa, me pediste algo de coca golosa
Pero yo que soy punky de barrio, paso mucho de la cocaina
y como se del spiz los ingreidentes, lo preparo para mi y para mi gente

Tengo un spiz amarillo, si esta bueno te lo pillo
esta muy bien pal jolgorio, lo hago en mi laboratorio
Hay que llevar siempre spiz, y castigar el tabique
conseguiras no dormir, y tener un buen palique

Se te ponen ojos de ternera, cuando fumas ese costo de primera
se te vuelve el coco hacia lo jipi, cada vez que pruebas un cacho de tripi
pero si vuelves a pedirme coca, te dire que te busques tu la roca
y si piensas que te han dado muy poca, meteles una patada en la boca que yo

Tengo un spiz amarillo...


NINO GRAMO (Cómo no, a capela.)

Hoy saldre de fiesta por fin
he pillado pelas y me iré
a por spiz.

Con 10 gramos en el bolsón
me podre pillar un colocón
digno de mi.

De dia bebere hasta ponerme fino
de noche las papelas se me acabaran
una pastilla azul con coca-cola y vino
si se te pone dura ¡esta noche joderé!

Y hay pa ti un queso y un jamón
un chorizo,mortadela y salchichón,
pégale otro viaje
al litro del brebaje
que aún quedan piedras dentro del bolsón.

Más alla del bar habrá un lugar
donde yo cada mañana ire a por más

forjarán mi destino
las chinas y los chinos,
Lo que hoy no me he metido
mañana caerá.


Todo esto salpicado (sí, al azar en el más completo caos, arritmia y desorden.) por otras consignas como "Al pan, pan. Y al madero, ¡pum!" "Maldito país" "picoletos de mierda" y un largo etcétera que me veo incapaz de reproducir.


Y esto es sólo el hilo musical. Imaginen el resto, o vengan a Salamanca y podrán visitar los escenarios dónde germinan muchas de las entradas de este blog, además de muchas otras cosas.

17 de octubre de 2010

-Veo, veo... -¿Qué ves?

El otro día, cuando volvíamos de Barcelona, a mi hermano se le ocurrió que jugásemos a “Veo, veo…” como cuando éramos pequeños, justificando su proposición, eso si, con el aburrimiento de un viaje tan largo.

Después de un rato mi madre dijo “veo, veo… una cosita que empieza por C” al cabo de un rato nos contó que era la misma cosita que yo había dicho de pequeña, en uno de aquellos viajes de siete horas desde Sevilla a Sequeros. Tardé bastante rato en recordar qué era la dichosa cosita, barruntando en qué pensaría yo de niña.

Al final, no sé cómo o de qué manera me vino la palabra a la lengua como sacada del baúl de los recuerdos del subconsciente por casualidad: Copas, las de los árboles.

16 de octubre de 2010

Inventándomelo todo.

¿Que es imposible cambiar el mundo? ¿Cómo que el mundo no se deja?

Se acabó. Reniego de este moribundo mundo que apesta a esquematización y repetición, a copia y pega, a la incapacidad de realizar la pregunta del "¿por qué?", a ordenador quemado y fotocopias recién hechas, a billetes manoseados, a traición, a compra-venta-uso-robo de cobre, a imponerle normas y comportamientos modelo a la naturaleza, a rutina, aburrida rutina, a gris. Sobre todo a gris.

Le doy la espalda para mirar únicamente al mundo que inventaré a la medida de las mentes que huyen de las medidas. Olerá al más bonito de los verdes, a flexibilidad, a posibilidades infinitas, a casualidad, a la más amplia y pura de las libertades, a música de la que sale de dentro y no hacia el dinero. Olerá también a poesía dónde las palabras camparán por dónde les plazca, a simple azar, a esa sensación de no esperar nada a la vez que lo esperas todo, a la ausencia de poder. Olerá a jungla y a la evidencia de que dependemos de la naturaleza para sobrevivir. Es el lugar en el que no se necesitan alas para volar.

Aquí tengo muchos huecos, dónde encajan personas que se fueron y otras que aún tienen que llegar. Podría hacer mil huecos más, pero nunca sustituiré un hueco que ha sido abandonado, pues la intensidad del verde lo hace imposible.

Ojalá. Ojalá pudieran mis ojos mirar para dentro de mi cabeza, en lugar de empeñarse en mostrarme estos grises.

En el fondo sé que el gris sólo desaparece con pinceladas de color, ignorándolo seguirá siendo feo y triste gris para siempre. Millones de veces habré llegado a esta misma conclusión que me permite al fin empuñar un pincel dispuesta al cien por cien a combatir el gris, aún sabiendo que nunca conseguiré alcanzar el más bonito de los verdes que tan bien se ha acomodado entre mis fibras nerviosas.

Y tú, si tú, lector o lectora. Si me ha entendido (de lo que no me siento muy segura) no sé qué hace que no anda como un loco o loca buscando sus pinceles y la paleta de colores.

La economía sumergida y su papel en la sociedad.

Puestos, y a pensar llego a la conclusión de que tal como andan las cosas por este esquizofrénico mundo, hoy por hoy el único valor seguro de los jóvenes es la economía sumergida.
Si nos paramos a pensarlo, dicha economía es lo único que funciona medianamente bien en este país de locos (el lema “cada tonto con su tontería” prevalece siempre sobre cualquier tipo de consignas políticas o ideológicas) y ahora es cuando cualquier cabeza pensante te pregunta: ¿Por qué?
Es muy fácil, el dinero negro no existe para el Estado, con lo cual es el único que esta a salvo de sus garras, bien seguro repartido desigualmente en lo que Carmen Lomana denominaría los bolsillos de la “working class” de la economía sumergida.*

Pero no os creáis que esto es el paraíso, ni por asomo. Esto es la jodida jungla, donde prevalece ante todo el famoso dicho “tonto el último” o más correctamente “el último, tonto”. Aquí no valen los estudios, ni las carreras, ni los títulos de ninguna clase. La vida misma, como cruel y eficiente maestra te irá enseñando a base de buenos palos el camino que debes seguir (el tuyo, sólo tuyo y de nadie más). Ya se lo decían a las generaciones anteriores: la letra, con sangre entra. Que pena que ya no sea una expresión políticamente correcta.
El caso es que aquí ganarán la carrera los que mejor eludan la naturaleza humana de tropezar dos veces con la misma piedra y lo hagan sólo una. Y los que mejor logren camuflarse ante depredadores más poderosos que ellos. Y los que mejor sepan aprovecharse de las presas más débiles.

Así es: o comes, o te comen.

Y esta juventud sumergida es parte del futuro. Porque, por mucho que les duela admitirlo a los adultos, nosotros, los jóvenes, somos el futuro. Es lo que os aterra, ¿me equivoco? Que ese futuro elimine los rígidos y bonitos esquemas que tanto os costó crear. Que probablemente nos inventemos** una nueva forma de tomarse la vida, y que tendremos que aceptar que los que nos sucederán también la cambiarán a su manera, a su medida.

Y que yo, por mi parte, me dedicaré a vivir la vida a cada instante. El futuro, aún no existe.

No adelantemos acontecimientos ni nos preocupemos de lo inexistente.









Muy bien, ya soy una. Ahora sólo tengo que convencer al resto de la juventud de que hay alternativas (ya las inventaremos) al esquema de pareja estable, domicilio fijo, hijos, hipoteca y rutina.
Sólo tenéis que preguntaros “¿por qué?” antes de cada paso.




*Por si algo de lo referido hiere la sensibilidad de algún entendido tengo que decir en mi defensa que no tengo ni puñetera idea de economía, hablando en plata. Yo estudio biología y encima se me atrancó la estadística, como dato personal, inservible e innecesario.

**Hace tiempo,/ me lo invento,/ soy el amo del firmamento./ Metido en mi disfraz/ de hombre normal.

1 de octubre de 2010

¡BOOOOOUMMM!

Y estalló la bomba de relojería.

No quise ver lo precario del equilibrio.

¿Seremos capaces de recomponer el destrozo?

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Por una vez en la vida no soy capaz de ver la parte positiva del asunto. PORQUE NO LA HAY, JODER.