Brotes

3 de abril de 2011

El juego es lo más serio del mundo.

Bonita expresión. Exactamente, si te pones a jugar a un juego, el que sea, me da igual parchís que paintball, tienes que introducirte por completo en el rol que te ha tocado jugar y respetar ñlas reglas. Porque si no lo haces... ¿para qué coño juegas?

Pues eso, decía que podría decir que me he pasado todo el fin de semana jugando. A esto y aquello, pero muy en serio. Y risa, mogollón de dientes.

Antes de comenzar me aseguré de que vendían una absequible imitación del Yenga en la tienda de juguetes con más renombre entre los salmantinos. Pasamos por delante por... ¿casualidad o causalidad?

Todo empezó en el local de algún colega con un de esas típicas máquinas de bar (que cada vez se ven menos, estúpidas nuevas tecnologías) a veinte céntimos la partida estuve un buen ranto apuntando y estallando burbujas de colores. Estúpido, pero divertido.

Un breve salto en el tiempo nos traslada a la casa fosforita (o fluorescente*) con un buen libro a mano hasta en el váter. Jugamos al Cluedo y cacé al asesino del Hall de chiripa. Con el Trivial demostramos lo desastroso que es el sistema educativo que nos tocó sufrir, y que cualquier autodidacta será siempre mejor "enseñador" que un aburrido funcionario. El Party ultramoderno remasterizado le ganó en trivialidades al propio Trivial (¡Ja! ¡Ja!, me río de mi propio chiste.) pero tenía un diseño monísimo.
Todo esto sucedía mientras que, de fondo, revoloteando cerca del techo, tenía lugar una orgía de sonidos raros y graciosos indescriptibles para mí, que se mezclaban repetían y volvían a entremezclarse formando una música que me definieron como electrónica. Como diría la chica del Huerto, la absurda estampa estaría mucho más graciosa si hubiéramos estado todos disfrazados.

Salimos a saludar al Sol, que nos había estado espiando por la ventana toda la mañana, sin conseguir alcanzarnos mientras se moría de envidia. Debimos gustarle mucho, porque llamó a tantas nubes para que vinieran a jugar con él que hoy ni siquiera ha salido a saludar. Oculto por sus amigas de hoy, no sé por qué me da que se lo está pasando en grande.

En mi casa jugamos al Asesino, delicioso juego para los conocedores del Arte de la Guerra y sus tejemanejes. Me me parece que a las marionetas trajeadas que se pasean por el Congreso les vendría bien apuntárselo como libro de cabecera. La estupidez, también se cura leyendo.

El Cuarteto de Locura jugada con el descenso de rampa con monopatín, despertando las envidias de unos cuarentones que se acordaron de repente del niño que a todos se nos queda dentro, escondido, cuando nos hacemos mayores y empezamos a preocuparnos por todo.

En resumen, que el Sol se ha tomado el día libre para jugar. Y yo anoche anduve bastante extraña, moña con la vida y amable con los pestruzos. Casi, se me escapó un beso. No se si es que me vendrá la regla mañana o que el mundo se ha vuelto loco. Pero loco en plan bien, divertido, absurdo, no loco desequilibrado.

Me voy a gritarle al Sol, ¡que aquí también queremos jugar!





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fosforito.


(De fósforo).


1. adj. coloq. Dicho de un color: Muy llamativo y luminoso. Verde fosforito.
2. adj. coloq. De color fosforito. Vestido fosforito.
3. adj. Perú. nervioso (‖ que se excita fácilmente).

fluorescente.


1. adj. Perteneciente o relativo a la fluorescencia.
2. adj. Que tiene fluorescencia. U. t. c. s. m.

fluorescencia.



(De fluorita, en la cual se observó primeramente el fenómeno).
1. f. Fís. Luminiscencia que desaparece al cesar la causa que la produce.


Nota de la autora: Que mamón, no se cómo lo haces para tener siempre la razón. Pero seguiré diciendo fosforito, que es mucho más gracioso.