Brotes

28 de febrero de 2010

Utópicos y físicamente agotados.

La diferencia más sustancial de todas está entre los que tienen ganas de aprender y los que sólo quieren aprobar. Sacar más nota que nadie. Tener el mejor trabajo de todos. Servir a esta sucia, vieja y astuta maquinaria que nos encadena en cuanto dejamos de movernos.

Y lo peor de todo es que se creen libres.

Con un sistema educativo que se encarga de crear robots que se encarguen de seguir engrasando la maquinaria sin preguntarse POR QUÉ lo hacen.

Si algún día llegáis a conocerme obedeciendo órdenes, haciendo las cosas sin plantearme si realmente quiero hacerlas. Investigando por dinero y no por el placer de contestar preguntas para las que aún no hay respuesta. El día que deje de hacerme preguntas y comience a acostumbrarme a vivir porque sí.

Ese día la persona que conocíais bajo mi nombre habrá dejado de existir y sólo seré un robot más. Un maldito número sin persona ni personalidad. Una puta victoria más de la perfecta maquinaria que nos maneja.

¿Qué pasaría si dejásemos de engrasar la maquinaria?

Desde luego, la humanidad estaba condenada al fracaso desde el primer momento en que una persona se creyó superior a otra. El momento en que alguien aceptó ser dominado.

En el momento en que nos creímos más inteligentes que la naturaleza que nos permite vivir. ¡Estúpido ego!






Y esto es un capítulo más de la serie de mañaneos. Que por un momento podemos incluso llegarnos a creer que podemos cambiar el mundo. Pero nadie nos escucha.

24 de febrero de 2010

¡QUIERO UN NUNCA JAMÁS!

Últimamente tengo la sensación de estar perdiendo algo sin darme cuenta. ¿No os ha pasado alguna vez al salir de casa que notas que se te olvida algo pero no sabes el qué? Pues es algo parecido, no estoy segura de estarlo perdiendo, y tampoco sé exactamente qué es.

Parece que estoy avanzando casi sin querer, -sin darme cuenta, sin prisa pero sin pausa- a lo que parece ser un destino incuestionable para todas las personas de este mundo: el ser adultos.

Cuando me preguntan sobre el tema me refugio en la idea de que no eres adulto hasta que tienes tu casa, tu hipoteca, tu (aburrido) trabajo fijo… porque lo veo tan lejano que me parece imposible llegar a esa situación. Simplemente no me veo, y punto.
Pero igual de lejana e improbable me parecía hace apenas 3 años la vida que llevo ahora mismo.

Mirando hacia atrás me doy cuenta de que todas esas etapas que tanto disfruté son sólo un recuerdo y que no puedo recuperarlas.
Porque no se puede recuperar nunca la sensación de “la primera vez” que haces algo, o que vas a un sitio. La gente tiene infravaloradas las primeras experiencias…

Y a lo que quería llegar con todo este desvarío de mañaneo es precisamente a lo que dice el título. Literalmente. Yo quiero un Nunca Jamás, al que poder ir de vez en cuando a disfrutar de las primeras veces.

¿Qué? ¿Esperabais algo más profundo? ¿Un espectacular analogismo quizás?
Pues lo siento mucho, hoy estoy utópica y sencilla. Y espero que no dejen de ocurrírseme cosas de este estilo por muy adulta que me obligue a ser la vida. La puñetera vida.

14 de febrero de 2010

Reducción al absurdo.

Porque cuando un problema sólo existe en tu maldita cabecita masoquista empeñada en hacértelo pasar mal, siempre viene bien que algún amigo lo escuche y no pueda evitar reírse.

De repente eres capaz de pensar "¡joder! ¡qué estupidez!" y seguir viviendo (o sobreviviendo, en Salamanca los fines de semana no me permiten otra cosa.)

Muchas gracias a todas esas personas que no se toman la vida demasiado en serio.