Brotes

5 de noviembre de 2011

Un partido de fútbol.

La primera vez que fui a ver fútbol a un bar fue el Barça-Madrid del 5-0.

Lo que más me gustó fue un comentario de esos que se oyen de fondo. Estaban las típicas pijas aficcionadas al fútbol sólo para admirar musculito. Animaban a Cristiano Ronaldo al más puro estilo groupies del rock'n'roll, si algún jugador le entraba a por el balón (lo cual ocurre continuamente) provocaba una lluvia de agudos insultos que siempre empezaba igual: "¡feo! ¡enano! ¡como le toques... !" etcétera.

Las Groupies fueron las únicas "madridistas" que se quedaron en el bar después del cuarto gol. Seguían a lo suyo, al músculo, musculeína y derivados, pero mucho más calladitas. Al final ya no se las escuchaba, y entonces a una de ellas se le escapó lo que todas pensaban... "Pues tías yo después de esto... ME CAMBIO A PIQUÉ".

La aficción madridista estaba hundida tras el bofetón. Las groupies no perdieron el tiempo con preocupaciones innecesarias por el color de una camiseta que sólo les estorba la visión de esos músculos.

Y esto es un ejemplo de que todo tiene más de un punto de vista.

También es un ejemplo de que la gente se aburre tanto que se aprovisionan con preocupaciones de plástico y viven una vida postiza con tal de no ocuparse de los problemas de la vida real, de cada día, de cada tontería, de los pequeños detalles... ¡VIDA, JODER!