Brotes

19 de septiembre de 2010

Dos neuronas, ¡nada más!

Aquí estamos, las dos neuronas de Roberto Iniesta.
Y para que todo en su cabecita de poeta y basurero (nuestro pequeño y gran mundo, aún mucho más por descubrir) es necesario todo el caos que creamos a nuestro alrededor, porque esa es su gran armonía.

No nos compaginamos, no funcionamos como supone todo el mundo que deberíamos funcionar, somos como el perro y el gato, blanco y negro, ella hache y yo be, una arriba la otra abajo, una quiere comer, la otra beber, una dormida y otra despierta... ¿las dos despiertas? Ni te lo imaginas.

Y precisamente en todo este caos es donde reside toda la armonía de nuestras sublimes creaciones. De este pequeño gran mundo que vamos decorando poco a poco con sinsentidos y sinvivires. Con gritos y peleas. Con las risas y los llantos. Coronamos las cimas de los picos más altos para bajar rodando. Nos gusta un atardecer y nos quedamos un trozo para el mural. La catedral enormísima nos mira y se descojona. Fijamos con chinchetas los momentos que más (o menos) nos apetece recordar, formando un gran mural que desde lejos es el completo caos, pero de cerca cada momento tiene su perfección, su sonrisa o su lágrima.

Un día desapareció la pieza que parecía mantener nuestro equilibrio y hemos sabido jugar a desequilibrarnos sobre la cuerda floja sin llegar a caer. Y apostaría mi nariz a que encontraríamos el equilibro ante cualquier nueva (o antigua) circunstancia, siempre nuevas soluciones.

Quizás vayamos dando tumbos de un lado para otro, probando un poco de todo y mirando todos los paisajes sin saber muy bien a dónde vamos. Pero por ahora no queremos saberlo. Poner un rumbo es dejar de hacer muchas cosas y creo que ya nos cansamos de perder trenes.
Ahora quiero ir a todo tren. Y a por todos los trenes bonitos. ¿A dónde?

Quizás es mejor saber que tenemos claro a dónde NO queremos ir. Todo lo demás… es posible para cualquier basurero poeta o poeta basurero.

¿Crees que te volverías loco intentando comprendernos?

Ni te acerques.

No nos comprendemos ni nosotras.

Y nos gusta.

¿A ti no?

Adiós.










(Aprended a ver lo que no os dejan mirar en vez de a mirar lo que os quieren enseñar.)

16 de septiembre de 2010

¡Que paren el mundo que me quiero bajar!

Cada día estoy más convencida de que vivimos en un mundo en que la imagen, el aspecto de las personas vale mucho más que las personas mismas.

Y que rara vez se encuentra a alguien que esté libre de estos prejuicios.

Os pondré un claro ejemplo: el mío.
Voy a empezar el tercer curso de carrera (Biología) y sólo tengo una asignatura pendiente de primero y otra de segundo. Y una matrícula de honor en una anual de segundo.
Pero la gente sigue pensando que soy un deshecho social que acabará sus días en algún agujero maloliente que prefieren ni imaginar. Porque mi aspecto, mis pintas y los bares por los que salgo de fiesta les dicen más que mis notas académicas. Porque un pelo largo y cuidado vale más que una cresta. Unos Levi’s más que las mayas del mercadillo. Una camiseta de marca más que una de Eskorbuto. Ser demócrata más que ser ácrata. El pop más que el punk.

¿Cómo no voy a querer cambiar el mundo?
¡Este mundo es una mierda!
¿Por qué parece que nadie es capaz de preguntarse el por qué de todo lo establecido?
No podré cambiarlo, pero me conformo con saber que tengo mi pequeño trocito de universo en el que nada está preconcebido. Aquí es dónde quiero estar, y a los demás… ¡que espabilen o que les peten el ojal!

No quiero vivir en un mundo en el que cuente más lo caro que sea el traje que llevas que tu coeficiente intelectual.

Adiós.

1 de septiembre de 2010

Báilame el agua.

- ¿Sabes que es lo que más me gusta de ti?
- ¿Qué?
- Tu libertad.

Estoy viendo la película, por tercera vez. Voy por la mitad y me planteo si pararla y seguir mañana. Porque hasta ahora todo es perfecto, romántico, ideal, libre. Después viene la parte mala, lo que hay detrás de todo ese mundo tan perfecto... la parte que nadie quiere ver hasta que le estalla en las narices.

La parte que yo tampoco quiero ver.