Brotes

13 de octubre de 2011

¿Qué es la muerte?


Para mí la vida es como una larga, laboriosa y cara investigación que busca resolver el gran interrogante que ronda sobre las cabezas de todos los mortales (de los inmortales aún no he recibido noticias, pero gracias por la “colaboración”).

Creo que la vida se podría comparar con una cadena de preguntas que respondemos y cuyas respuestas nos llevan a otra pregunta más compleja, eslabones y eslabones de todos los tamaños, formas y colores, que nos conducirán al inevitable fin. Al final de la investigación ya sólo queda atravesar la última barrera del entendimiento humano, la muerte, esa gran desconocida. ¿Qué esconde detrás?

Se acabó. Fin. The End. Quizás esta sea la única respuesta que veremos rotulada cuando obtengamos la última respuesta. O quizás se nos ofrezca esa vida inmortal que muchos imaginan pero muy pocos creen (sólo espero que sea mejor que esto, por que si no tardaremos poco en conocer al próximo inmortal suicida, ángel caído… sí, vale, esto pierde credibilidad, pero total, ya la tengo en números rojos), y que yo tampoco me creo. Cuestión de improbabilidad. O de ilógica. O de ese recoveco de materia gris que me dice que la vida después de la muerte es un invento, un ahorra-explicaciones, una respuesta fácil a una temible pregunta, un escudo contra el miedo a lo desconocido.

Por eso es tan importante disfrutar de la búsqueda, sus misterios y sus recovecos, explorarla a fondo y seguir todas las pistas, no dejar ningún cabo suelto. Ser feliz y siempre un poco ignorante, que el conocimiento absoluto es imposible de abarcar en una corta vida humana. Somos tan insignificantes que hasta nos cuesta creerlo.

Muchos la buscan al amparo de la Santa Ignorancia, que usa su poder para crear una ilusión de felicidad y les impide ver la cruda realidad. Otros se dedican a gritar, patalear, forcejear, tironear o cualquier cosa para llamar la atención de los ignorantes, tratando de abrirles los ojos inútilmente. Mientras tanto el mundo se llena de mierda.

Ante la falta de todo, me quedo con el presente. Independiente del mundo, que está loco y no se entiende ni él, Anti-Todo como los Eskorbuto.

Disfrutando del suave vaivén del fluir del presente al presente siguiente.
Desperezándome a cada paso, sólo por el placer de notar cada vez más lejos las rejas de la cómoda, limpia y dorada jaula de la ignorancia.
Perseguir todos los horizontes, buscar todas las respuestas, hacer y deshacer, abrir y cerrar millones de puertas. Atravesarlas para volver a caer en un mar de interrogantes. Navegar a la deriva, sin un destino pero con miles de caminos.

Tener ganas.






P.D. Manda cojones, que intentando responder a qué es la muerte sólo haya sido capaz de alabar la vida. Aunque, ¿existiría la Muerte si no hubiera vivos preocupándose por ella?

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