Brotes

30 de junio de 2011

Una extraña intoxicación

Anoche tuve una sensación, un pálpito, un presentimiento, algo tan indefinido como indescriptible. Me pareció ver un rayo de esperanza, unos hijos más listos que nosotros es lo único que dejaremos al mundo. Listos y malamente educados. Ellos dejarán unos hijos mejor educados que se preocuparán del progreso de la siguiente generación…

Visto así, el rayo de esperanza más bien parece un puntero láser sin pilas. A mi parecer existen demasiados factores adversos hacia una mejora de la educación, que es la base del futuro. Cuanto más se memorice, menos se razonará. Cuánto más se presione, menos interés por el aprendizaje. El resultado lo vemos todos los días: alumnos capaces de memorizar párrafos, nombres, fechas y cuántas gilipoyeces hagan falta sin entender absolutamente nada de un párrafo que son sólo letras puestas unas detrás de otras.

Jóvenes terminando el bachillerato sin ser capaces de tomar una decisión que afectará a su futuro, en muchos casos las presiones familiares y sociales influyen en la decisión más que el propio raciocinio de el que la toma.

Mi puntero láser se ve reducido a los futuros profesores. Y a los que se encargarán de llevar a cabo las reformas de la enseñanza.

¡Fum! Se esfumó aquel rayo que percibí durante un instante.

Así sólo nos queda la extinción. (O eso espero)
Pero yo, me muero antes.

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