Lo único que quiero saber
es el por qué, no el cómo.
Pero ni tú sabes responder
ni yo te preguntaré.
Parece mentira que no lo sepas;
La fórmula de la libertad
siempre fue la misma pregunta:
¿Por qué?
¿Por qué hago esto?
Y saber hacértela a ti mismo.
Pruébalo. Y ten en cuenta que aquel que no sabe responder no es más que un títere del destino, condenado a vagar sin rumbo por los laberintos de la vida sin saber por qué eligió este pasillo y no el de al lado.
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